Comisión de Convivencia Universitaria y Salud Mental
El Estudio Longitudinal de Salud Mental Universitaria (ELSAM) del Núcleo Milenio Imhay, en el que participaron más de 7 mil estudiantes de cinco universidades CRUCH, reveló cinco ámbitos de problemas de salud mental: Trastorno Depresivo Mayor, Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastorno de Uso de Sustancias, Consumo Perjudicial de Alcohol, Alto Riesgo Suicida.
La Comisión de Convivencia Universitaria y Salud Mental del CRUCH en conjunto con Imhay llevaron a cabo el webinar “¿Cómo está la salud mental en nuestras comunidades estudiantiles universitarias?”.
Para reflexionar en torno a la problemática de salud mental en las comunidades estudiantiles universitarias, la Comisión de Convivencia Universitaria y Salud Mental del Consejo de Rectoras y Rectores de la Universidades Chilenas (CRUCH), junto al Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), llevaron a cabo el webinar “¿Cómo está la salud mental en nuestras comunidades estudiantiles universitarias?”, el miércoles 28 de junio.
En la instancia, la directora de Imhay, académica de la Universidad de Chile e investigadora principal del estudio, Vania Martínez, adelantó los principales resultados del periodo 2020-2022 del Estudio Longitudinal de Salud Mental Universitaria (ELSAM), también conocido como “EnlaUvamosjuntxs”.
Para el estudio se aplicó una encuesta a estudiantes de primer año de cinco universidades del CRUCH de todas las cohortes, orientada a identificar aspectos como: depresión, ansiedad, déficit atencional, manía, consumos de sustancias, riesgo suicida, autolesiones, trastorno de personalidad, historia de tratamiento, barreras para búsqueda de ayuda, experiencias adversas infantiles, estresores actuales, apoyo social.
El estudio, que tendrá una duración de cinco años, comenzó el año 2020 con estudiantes de la Universidad de Chile, sumándose en 2021 cuatro universidades más: la Universidad de Los Andes, la Universidad de Talca, la Universidad de O’ Higgins y la Universidad Austral de Chile. En esta segunda aplicación participaron 7.255 estudiantes, que corresponden a una tasa de respuesta total de 35% en promedio (42% mujeres y 26% hombres). “Esto en relación a otros países es bastante bueno, porque la mayoría de los países tienen un 10% de tasa de respuesta”, sostuvo la profesora Martínez.
Principales resultados
La aplicación de la encuesta permitió identificar cinco ámbitos de problemas de salud mental: Trastorno Depresivo Mayor, Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastorno de Uso de Sustancias, Consumo Perjudicial de Alcohol, Alto Riesgo Suicida. En estas dimensiones, mujeres y hombres presentan diferencias que en varios casos son significativas (ver cuadro comparativo).
Al respecto, Martínez destaca que en el caso de las mujeres se observan porcentajes más altos de depresión y ansiedad que en el trastorno de uso de sustancias, y que los hombres presentan una tasa mayor en el consumo perjudicial de alcohol. En cuanto al suicidio, son las mujeres quienes tienen un riesgo más alto que los hombres.
“Entre 2020 y 2022 vimos un aumento en el riesgo suicida de las mujeres, que nos da una alerta, pues de 6% en 2020 subió a 12% en 2022. Lo mismo ocurre en cuanto al consumo perjudicial de alcohol, que subió de un 16% a un 23% y que, preliminarmente, creemos que podría relacionarse con un nivel socioeconómico alto y con la disminución de brecha de género”, comentó la experta.
Con respecto a las principales barreras para buscar ayuda, identificaron la inseguridad de dónde ir o a quién consultar y el que las y los jóvenes prefieren afrontar el problema por su cuenta.
En relación con los grupos de riesgo que presentan ansiedad y depresión, el estudio permitió identificar los siguientes grupos de jóvenes: que pertenecen al grupo LGBTIAQ+; con un bajo nivel socio-económico; que tienen sobrecarga horaria; que no cuentan con un espacio adecuado para estudiar; que no tienen un computador personal; a quienes están en relación de pareja; y aquellas y aquellos que tienen una baja participación en actividades comunitarias.
Junto con los resultados de la encuesta, la experta también compartió un modelo multinivel de intervención en salud mental en estudiantes universitarios de seis etapas: educación y promoción de la salud mental; prevención y desarrollo de habilidades; detección y alerta temprana; soporte y servicios de salud mental; derivación oportuna; y manejo de crisis.
“Hemos visto que es importante abordar esto desde las universidades y creemos que, en forma transversal, el uso de las tecnologías de información y las comunicaciones son un aporte. También son necesarios los diseño participativos, donde las mismos jóvenes nos ayuden al diseño de la estrategia”, indicó la profesora Martínez.
Desafíos para las universidades
Posterior a la presentación, la presidenta de la sub comisión de Salud Mental del CRUCH y Decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica de Temuco, Bertha Escobar, señaló que mucho de lo que se plantea en el estudio da cuenta de la precarización de la vida comunitaria. “Estamos en un minuto en que la convivencia de los estudiantes que están ingresando a la universidad es un tema. Por lo tanto, creo que un ingrediente importante tiene que ver con mirar lo relacional y lo social como una parte importante del problema”, relevó.
A esto, la Coordinadora del Departamento de Bienestar Estudiantil de la Universidad de La Serena, Patricia Astroza, añadió que “los modelos de intervención en salud mental debieran ser trabajados, desde la promoción de estilos de vida saludables y la prevención, con todos los actores que están involucrados dentro de las universidades”.
“Necesitamos evaluar las acciones que estamos realizando en las instituciones, compartir esos resultados y las buenas prácticas que se realizan y, por supuesto, trabajar de manera intersectorial, estableciendo los límites que tienen las intervenciones dentro de las universidades y cómo realizar el trabajo con la red primaria de atención”, opinó la profesora Astroza, quien relevó el trabajo que la Comisión de Convivencia y Salud Mental del CRUCH está desarrollando.
Frente a este panorama, Vania Martínez enfatizó la importancia de pasar a la acción, conectando con la evidencia científica y apuntando a la intersectorialidad para tomar mejores decisiones en los sistemas de salud y en las universidades.
“Ya sabemos que el problema está, que existe y que tenemos que avanzar en actuar. Lo otro es conectar con la investigación y presionar al sistema de salud para que también asuman su rol y a lo que deben dar respuesta. También hay otros ministerios y sectores que podrían influir en esta labor, así apuntar a un trabajo intersectorial”, indicó Martínez.
Asimismo, la investigadora de Imhay y candidata a doctora en el Servicio de Salud e Investigación Poblacional del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres, Scarlett Mc- Ginty, señaló que ahora lo importantes es cómo podemos tener modelos que puedan integrar a toda la comunidad universitaria y en específico a la academia en la prevención de la salud mental.
“Muchas veces escuchamos de los jóvenes que la universidad es un factor de riesgo y esto no es necesariamente verdad, pues la universidad también puede ser un factor protector. Entonces hay un desafío acá de cómo se integra la salud dentro del currículum y dentro de toda la acción en el quehacer de las universidades en su conjunto”, indicó Mc- Ginty.
Sobre esto, Bertha Escobar, planteó que también es necesario “revisar hasta dónde debemos llegar como universidades. Cada vez que hay una patología declarada ya estamos llegando tarde y hay costos personales, sociales y académicos. Se necesita un trabajo con el sector público, cuyo presupuesto de salud mental dentro del presupuesto de salud sigue siendo muy precario”.
Sobre ELSAM
Cabe destacar que el estudio longitudinal se enmarca en un proyecto internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) titulado World Mental Health International College Student Initiative (WMH-ICS), liderado por la Universidad de Harvard y con presencia en 18 países, que busca generar datos epidemiológicos, evaluar intervenciones basadas en internet y diseminar las iniciativas que demuestren eficacia.
“Ser parte de esta iniciativa internacional hace que podamos comentar estos resultados con otros países y también conocer los datos de estos acerca de las intervenciones que están haciendo”, señaló Vania Martínez sobre la diferencia con otros tipos de estudio que no están estandarizados internacionalmente.
Revive aquí el webinar
Texto e imágenes: Comunicaciones CRUCH